lunes, 24 de octubre de 2011

VOLUNTAD ÚLTIMA. Rosa María García Barja

Amalgama de aire viciado circunda mi cabeza,

como buitre en el baldío de la noche me despedaza el sueño.

Un pastizal en mi lengua diluye el grito

mientras se estrecha la vida en las aceras.

Tanta costumbre masticando el asfalto,

alienados a la rutina del humo,

tanta sed la que se escapa por las grietas de la memoria

y ese cielo malversado que me cobija.

Torpe pincel de progreso desdibujando la calle,

midiendo los pasos sin futuro,

falsificadores de la luz que ciegan la razón

y se nos muere el tiempo en los relojes.

Respiro la tierra adulterada y me enajena.

Ya no se si amanece desde el agua.

Sólo se que a veces me delata el miedo

y quiero como voluntad última

poder respirar la plata de los álamos.

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