lunes, 24 de octubre de 2011

NO ES POSIBLE SABER SI LA LUZ TIENE NOMBRE. María Novo

No es posible saber si la luz tiene nombre

si el sonido del sueño

se rige por la Luna

si podremos nombrar

el lugar que nos habla

o tal vez nos escucha

en todo caso está sin más

y es un olor que describe

el aroma de esta Tierra que amamos.

No podemos saber casi nada.

Tal vez sólo afirmar

que hoy es verano

arroparnos con tejido ligero

y dejarle un lugar a lo incierto.

Poco sabe el granado si es miércoles o jueves

pero su flor persigue vertical

los aromas del sol que lo alimenta

y su fruto contiene

resumida

toda la geometría de la historia.

Estar vivo es sencillo

es dejarse vivir

sin pretender

que huela a primavera en el otoño.

Reconocer, tal vez,

el pulso de los días y las noches

y dejar que nos digan

qué pasa por aquí,

por nuestro cuerpo.

Tenemos la mirada tan atenta al saber

que el azar nos atrapa y anega nuestro sueño

allí donde buscamos el nombre de las cosas

la tarea imposible de poseer respuestas.

En ese macrocosmos donde nada es sagrado

habita sin embargo toda el alma del mundo

parte de ella nosotros

imágenes de un cortísimo minuto

paseantes de la vida

que quisimos entenderla

y al fin nos conformamos con amarla.

Perseguir la certeza no vale en este juego.

Imposible nombrar lo que está en el principio.

Mejor entonces sonreír desde este no saber.

Basta que huela a día simplemente.

Razón de más para sentir que somos.

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